“Un día te despiertas con los ojos rojos y las ojeras negras, con carita de pena y el estrés de no saber lo que buscas, lo que busca en ti tu familia, ni lo que pretenden que seas tus maestros. Intentas buscar las cosas buenas que te van a pasar en este día, pero ni siquiera el amor se deja ver en este infierno tan frío. Ves tu imagen triste, apagada delante de un espejo empañado y te das cuenta de que por muy guapos que sean los demás, o muy listos que se crean o mucho dinero que ganen, el amor hacia lo que construyeron de si mismos como persona jamás lo podrán valorar”
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