5/2/11

Di NO al Copyright


Siempre he creído en la gratuidad del arte y del conocimiento. Aunque hay que decirlo: no siempre ha existido. Es más, parece que últimamente se está retrocediendo a épocas pasadas, en las que el acceso al arte y al conocimiento se limitaba únicamente a los más eruditos (o con mayor poder adquisitivo, lo cual venía a ser lo mismo). Épocas en las cuales el acceso a las Sociedades Científicas estaba reservado únicamente a la élite económica. Épocas en las cuales sólo tenían acceso a los utensilios para crear arte aquéllos cuyos bolsillos rebosaban de oro. Épocas en las cuales no tenías derecho a una educación si no tenías cierta posición social, simplemente porque no podías permitírtelo económicamente. No quisiera ser ventajista pero siempre defendí que las teorías involucionistas no eran tan descabelladas.

Últimamente se está poniendo muy de moda cobrar por absolutamente todo y sin ningún tipo de justificación, atacando ferozmente y  sin ningún tipo de pudor a los principios del altruismo, en parte gracias a la comba que da nuestro Gobierno a sus lacayos de la SGAE.

Eche usted, querido lector,  un simple vistazo a la sala desde la cual me lee: el ordenador que está usted utilizando ahora mismo, el libro que debería tener al lado para pasar sus momentos de ocio, el cuadro que adorna la sala, el aire que respira... . Todo ello lleva incluido en su precio de mercado un sumplemento para compensar económicamente la falta de inspiración (en ocasiones de talento) de ciertos personajes que se hacen llamar "artistas", que deciden que es mucho más cómodo vivir a costa de los demás que trabajar por conseguir la inspiración (o el talento, en su caso). Obviamente, al menos a un servidor, nadie le ha cobrado de momento por respirar. La exageración es un recurso literario para hacer más convincente un argumento. Pero tiempo al tiempo. ¿Se imaginan ustedes que tuviesemos que pagar a la familia de sir Isaac Newton cada vez que utilicemos una de sus famosas Leyes de la Dinámica? ¿O que no pudiesemos utilizar nuestra línea telefónica sin realizar previamente un pequeño ingreso en algún banco escocés a nombre del tatararararararanieto de Alexander Graham Bell? Quiero pensar que semejante estupidez no ocurrirá nunca.

Seguramente se preguntará usted el motivo de dedicar el primer post de mi blog a semejante debate en vez de, como viene siendo normal, a un saludo y posterior presentación del blog. La verdad es que no me gusta seguir el camino que la opinión pública conoce como "normalidad", y a ello posteriormente dedicaré algún post.

Pues bien, el motivo de este post es simple. Como ya dije, uno de mis mayores deseos es que todo el mundo pueda tener acceso al conocimiento y al arte y, a pesar de que el altruísmo en absoluto es una de mis virtudes, soy una persona que anhela alcanzar lo que desea. Por ello comparto con toda la comunidad lectora los futuros contenidos de mi blog y doy consentimiento a que el lector los utilice como le venga realmente en gana. Así de chulo y de "anormal" soy.

No me quería despedir de mi primer post sin recordar que el autor de "El Cantar del Mío Cid", una de las primeras y mejores obras literarias escrita en castellano, permanece en el más absoluto anonimato, y seguramente permanecerá en él por los siglos de los siglos.

¿Qué pensaría nuestro querido amigo si levantara cabeza y viera como cualquier autor es capaz de emprender acciones legales porque algún ingenuo le ha copiado parte de su "magnífica" obra y no le ha nombrado? Seguramente sentiría la misma tristeza y pena que siento yo. No más porque es imposible. ¿Soy el único?


1 comentario:

  1. Me encanta tu blog:) jajaaj yo tambien tengo uno pero dudo que te guste:) te seuire vale? un besito :) :P
    te dejo aqui mi blog chao!
    http://lavieejaune.blogspot.com/

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